Mano a mano de Carlos Gardel
Uno de los tangos que forman parte de las canciones más famosas interpretadas por Carlos Gardel es “Mano a mano ”, estando presente en todas las grandes recopilaciones donde se editan sus canciones.
Esta extraordinaria canción fue escrita por el poeta Celedonio Flores en el año 1923, con posterior música de Carlos Gardel y José Razzano.
Mano a mano fue uno de los tangos más complejos de musicalizar para Gardel ya que la letra fue concebida con una métrica inusual de “quintetas”, algo muy poco frecuente dentro de este género.
Además de la famosa grabación de Carlos Gardel de este tango, se destaca la excelente versión del cantante uruguayo Julio Sosa que ha trascendido con el paso de los años.
El famoso músico cubano Silvio Rodríguez grabó junto al español Luis Eduardo Aute un disco al que llamaron “Mano a mano” y en el cual editaron una versión de este antológico tango.

“Mano a mano” ha sido grabado por varios músicos de primer nivel como Julio Iglesias que realizó una excelente versión.
La expresión mano a mano es muy frecuente en Argentina y Uruguay, teniendo como significado el no deberle nada a nadie “quedar a mano”.
En este tango que se vincula a una historia de amor, se trata de una relación terminada en la cual dice “nada debo agradecerte, mano a mano hemos quedado”, haciendo referencia a que nadie le debe nada a nadie en términos amorosos ni de ningún otro tipo.
Letras de tangos de Gardel “Mano a mano”
La letra del tango Mano a mano basada en el poema de Celedonio Flores:
Rechiflado en mi tristeza,
hoy te evoco y veo que has sido
en mi pobre vida paria
sólo una buena mujer.
Tu presencia de bacana
puso calor en mi nido,
fuiste buena, consecuente,
y yo sé que me has querido
como no quisiste a nadie,
como no podrás querer.
Se dio el juego de remanye
cuando vos, pobre percanta,
gambeteabas la pobreza
en la casa de pensión.
Hoy sos toda una bacana,
la vida te ríe y canta,
Ios morlacos del otario
los jugás a la marchanta
como juega el gato maula
con el mísero ratón.
Hoy tenés el mate lleno
de infelices ilusiones,
te engrupieron los otarios,
las amigas y el gavión;
la milonga, entre magnates,
con sus locas tentaciones,
donde triunfan y claudican
milongueras pretensiones,
se te ha entrado muy adentro
en tu pobre corazón.
Nada debo agradecerte,
mano a mano hemos quedado;
no me importa lo que has hecho,
lo que hacés ni lo que harás...
Los favores recibidos
creo habértelos pagado
y, si alguna deuda chica
sin querer se me ha olvidado,
en la cuenta del otario
que tenés se la cargás.
Mientras tanto, que tus triunfos,
pobres triunfos pasajeros,
sean una larga fila
de riquezas y placer;
que el bacán que te acamala
tenga pesos duraderos,
que te abrás de las paradas
con cafishos milongueros
y que digan los muchachos:
Es una buena mujer.
Y mañana, cuando seas
descolado mueble viejo
y no tengas esperanzas
en tu pobre corazón,
si precisás una ayuda,
si te hace falta un consejo,
acordate de este amigo
que ha de jugarse el pellejo
pa' ayudarte en lo que pueda
cuando llegue la ocasión.


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